¿Qué es la ira?

Las emociones (parte 4/7) – La ira

Como hemos hecho en posts anteriores con otras emociones primarias, hoy quiero que analicemos la ira en detalle para conocerla y usarla a nuestro favor. En nuestra entrada ¿Conoces tus emociones? puedes leer más sobre las emociones en general y conocer la clasificación de Paul Ekman.

¿Qué es la ira?

La ira, al igual que el miedo, se activa cuando percibimos un peligro o amenaza, pero esta vez no está relacionado con nuestra integridad física, como lo está el miedo, sino es una amenaza relacionada con nuestros límites, nuestro amor propio, una situación que nos indigna y causa enfado, un objetivo no alcanzado. Ante esta emoción, el ser humano puede reaccionar de dos formas, luchando (física o verbalmente) o huyendo.

Como en la activación del miedo, cuando la ira aparece segregamos adrenalina, un chute de energía que necesitamos durante unos segundos para luchar o para huir. La amígdala segrega también otra energía, pero ésta puede perdurar horas o días, por lo que estaremos emocionalmente más sensibles. Así, entendemos por qué las personas que se han enfadado durante el día y no han gestionado la emoción como corresponde, son altamente susceptibles a activar nuevamente la ira. Es una emoción que se retroalimenta a través de pensamientos, cuantos más pensamientos de enfado generemos, más ira acumularemos y más fuerte será la “explosión” de la emoción.

¿Para qué sirve la ira?

Teniendo en cuenta la definición dada en el párrafo anterior, podemos decir que la ira se activa para que podamos restablecer esos límites que se han sobrepasado, proteger nuestra autoestima, obtener lo que necesitamos.

Cuando conectamos con la ira o el enfado y somos capaces de analizarla y actuar siendo asertivos, entonces esta emoción decimos que es saludable. Se activa para alertarnos, como ya hemos visto, de una amenaza a nuestros principios, creencias, límites, ante injusticias, etc, y desaparece con una correcta gestión.

Si la ira permanece en el tiempo y es recurrente, debido a una mala gestión de la emoción en el momento en que se activó, entonces decimos que es una emoción no saludable, se ha enquistado o anclado en nosotros y debemos trabajar en ella accediendo al pasado para conocer también si hay otras emociones junto a la ira y en ese caso, conocerlas y saber qué necesitamos, pues para eso se nos presentan.

Como indicamos en entradas anteriores, para tratar las emociones enquistadas podemos usar la Terapia Regresiva, que nos lleva hasta el momento en el que esa emoción se activó y podemos descubrir para qué y trabajar sobre ella.

La ira puede aparecer como emoción secundaria que enmascara una principal, como el miedo o la tristeza. Te voy a poner un ejemplo que quizás hayas visto en películas o series: una pareja que discute por algo concreto, y una de las partes, la afectada, comienza a gritar y a enfadarse, a activar su ira contra la otra persona por lo que le ha hecho o por cómo la ha hecho sentir. A término de la discusión, la persona que había activado su ira se desmorona y llora y se funden en un abrazo, y bueno, el resto ya son emociones de otros posts! En este ejemplo, la persona que activó su ira enmascaró la tristeza que sentía porque le habían fallado junto al miedo a perder a la persona que quiere, la ira es la emoción secundaria.

Al igual que la tristeza, esta emoción puede ser un método de manipulación para conseguir lo que queremos, por ejemplo: cuando me enfado con mi pareja porque no hace lo que yo quiero/me gusta y activando esta emoción se que mi pareja cambiará de parecer y hará lo que quiero/me gusta para que yo no desate mi ira nuevamente.

Y ¿cómo se refleja en nuestro cuerpo?

Cuando la ira se activa, en nuestro rostro vemos como la boca y los dientes están apretados, las cejas se acercan y descienden y los ojos se abren fijando la mirada en el objeto, persona o situación que está causando esta emoción.

Además, como indicamos anteriormente, aparece tensión muscular, hiperventilación y aumenta la frecuencia cardíaca, para poder emprender la huida o luchar.

¿Qué otros síntomas puedes experimentar cuando sientes ira? ¿Cuánto dura tu emoción? ¿Es frecuente esta emoción en tu día a día?

¿Cómo puedo gestionar la ira?

La clave está en hacer algo que nos resulte agradable, que nos evada y que nos relaje. La meditación y escuchar música son dos cosas que funcionan muy bien para relajarnos y que además resultan agradables, así como tomar un baño de sales, por ejemplo. Si te gusta leer, ésta puede ser una forma también de evadir la mente, o cocinar, lo que prefieras, lo importante es que te guste y disfrutes!

Como comentamos en el post relacionado con la tristeza, hacer ejercicio físico ayuda a generar endorfinas, una sustancia química que activa las zonas del cerebro donde están y se activan las emociones placenteras.

Un cambio en nuestra forma de expresarnos, siendo más asertivos, es síntoma de una correcta gestión de esta emoción. Pregúntate ¿por qué se activa tu ira?, ¿qué necesitas?, ¿es tan serio como para ponerte así?, ¿si esta emoción la alargas en el tiempo mejora la situación o se resuelve tu conflicto/necesidad?

Además, podemos utilizar como complemento las Flores de Bach y equilibrar, no solamente la ira anclada, sino todas las emociones secundarias que puedan existir alrededor y que nos estén generando un desequilibrio.


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